Pongamos un escenario en el cual una persona tiene cierta cantidad de capital disponible, sea porque la heredó, la ahorró, se ganó la lotería, le fue muy bien en su actividad económica principal, etc etc, pero tiene esa cantidad de capital disponible y esa persona tiene la intención de generar mas capital con ese dinero, poner su dinero a trabajar. Lo que tiene que hacer es invertir en algo que le permita recuperar la inversión en un tiempo estimado y le genere rendimientos atractivos por los próximos años. Esta persona tiene que buscar y evaluar varias opciones de inversión que ofrezcan lo que está buscando generar y que por un lado ofrezca cierto nivel de riesgo y rendimiento y por el otro, implique ocupar su tiempo en cierta medida para la o las actividades que la opción que elija implique.
Entonces empiezan a surgir opciones como comprar una casa, un uber y ponerlo a trabajar, meter ese dinero a inversión en un banco, comprar acciones de una empresa en la bolsa, empezar su propio negocio, prestarlo con un interés determinado; con todas esas opciones y más, la franquicia compite. Y ese ejercicio de inversión debe ser visto como tal, con riesgos y rendimientos, recordemos la máxima en el mundo financiero:
Mayor riesgo = Mayor rendimiento
Menor riesgo = Menor rendimiento
Visto desde esa percepción, las cosas cambian al momento de ofertar o comprar una franquicia. Por una parte si somos franquiciantes tenemos que ver que en realidad nuestra franquicia no está compitiendo contra otra franquicia del mismo giro que la nuestra, el inversor tiene en mente varias otras opciones de inversión que seguramente ya vió en otros lados y cuando se nos acerca, simplemente está evaluando una opción más.
Tenemos que hacer los números y proyectar lo que estaríamos obteniendo con una opción de inversión o con otra para poder comparar mejor y bajo la óptica numérica, así como se deben evaluar todos los negocios.
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